Algo, que a todos emociona...

4:44 / Publicado por yÖRCh... /

¿Cual es el primer pensamiento que se nos viene a la cabeza, cuando te piden que describas un paisaje adorable?
Posiblemente existiría un río o lago, arboles a sus orillas, un gran valle verde, una delgada cascada a uno de sus lados, un cielo azul sin nubes y una cordillera hermosa de picos nevados...algo como esto...


¿Cual es el color por excelencia que refleja la paz y la serenidad?...
¿De que color pintan algo tan abstracto y tan real para muchos artistas, como puede llegar a ser el cielo en un contexto religioso?...
¿De que color es ese oso que sale con sus cachorros, de su cueva después de hibernar?...
¿Cual es el único color, que no es un color en sí y que algunos definen como la ausencia de este?...
En efecto, creo que ya todo habéis dado en el clavo. Este color es el "blanco".
¿Que vemos en nuestra imagen de este color?... la suave nieve sobre los picos...

La nieve no es más, que la precipitación de pequeños cristales de hielo con estructuras geométricas, que pasan pasan por la atmósfera a 0ºc o menos.

Lo que le da esa presencia tan entrañable, es su suavidad por agruparse en copos de finos cristales. Algunos son tan pequeños y finos, que lo vemos como polvo de hielo refrescante y áspero que cae lentamente sobre el terreno. Es tal la tranquilidad de ver como caen los copos que me podría quedar sentado, mirando a mi alrededor, hasta que no dejara de nevar.

¿Sabían que en 26 años de mi vida no había visto la nieve?
El asombro para unos y la clarividencia para otros que estarán diciendo, "tienes nevera en casa y has visto el hielo en el congelador". La respuesta era "sí, tengo nevera en casa y en el congelador hay hielo", pero ahí no creo que resida ningún tipo de ilusión, paz o serenidad al ver un arroz tres delicias o una pechuga de pollo deseando ser descongelada.

¿Saben la sensación a la que me refiero cuando digo que quiero disfrutar de la nieve? 
Quería poder sentir como ese frío que desprende esa capa helada sobre el suelo, recorría mi cuerpo. Deseaba poder coger unas bolas de nieve y estamparlas a un árbol, o mejor a un colega. Quería poder tirarme cuesta abajo y que me parase ese árbol que nadie espera. Quería ser un niño en un cuerpo de hombre.

Una vez, cuando tenía 7 años, disfrutando de mi preciada EXPO'92, fuimos al pabellón de Chile. Allí me encontré un gran sorpresa, un trozo de iceberg y nieve traída de Chile de su territorio antártico. Mi cara era un poema reflejado por la luminosidad de algo tan gigantesco y conmovedor a su vez...tenía los pelos de punta, aunque ahora que lo pienso, podría ser por el frío que se sentía allí. Deseaba tocar ese hielo, tocar esa nieve, estrujarla, hacer una bola y tirarselo a mi hermano a la cara como en las películas. Siento deciros que no fue así y que me quede con las ganas. Creo que si lo hubiese hecho, mi hermano me hubiese tirado una piedra o algo así (jejejej).

Viendo documentales de osos polares, como plasman la realidad de lugares tan inhóspitos y desérticos en los que la nieve es ese mar de dunas, pude apreciar que la nieve no era solo hielo. Era ese polvo fino lo que a todos volvía locos y dejaba embobados como si de oro o algún otra materia valiosa se estuviese viendo en ese momento.

¿No es el hielo y por consiguiente el agua, más valioso que el oro? desde aquellos momentos quise creer que sí.  Por todos esos conceptos adquiridos en él, a lo largo de la historia. Cosa clara que sabemos, que el agua es fundamental para la vida humana y el oro solo es un lujo capaz de matar por dentro, al mismísimo Rey Midas (Fue un rey avaro que se dejó llevar por la lujuría, antes que por la realidad y el dios mitológico del vino "Baco", le dio una lección. Todos alguna vez, más tarde o más temprano aprendemos la lección).

Con el paso de los años he valorado tanto la belleza de la nieve, que no he parado de viajar desde mi imaginación, intentando encontrar mi paisaje perfecto y en todas partes estaba ella. La nieve mas fina y blanca que podía soñar. Era suave, como un dulce beso de un ser que te comprende y sabe lo que debe hacer, para que tu piel se escarpe y te haga sentir que los bellos de tu cuerpo se salen.

En muchas ocasiones he visto a muchos amigos míos, familiares y compañeros que han ido a ver la nieve. Un fin de semana en Sierra Nevada (Granada) o la sierra de Madrid, eran sus destinos. No escondo mi envidia interna por no poder sentir lo que ellos allí. Pero nunca quise perder la fé y aunque mi economía no me lo permitiera, seguía creyendo si un año no podía ser, sería al próximo.

En los últimos años mis ganas aumentaron enormemente, aunque no ha sido hasta final del 2011 cuando se me brindaría esa gran oportunidad. Todo llega tarde o temprano.

Un día me comenta un amigo aquí en Milán, que todos los años se hace un viaje a la nieve "SnowWeek" en el puente de Diciembre. ¿Adivináis mi cara al enterarme? No había obstáculo que me impidiera, a día 5 de Octubre, estar allí. Pero en ese momento regresé a Sevilla para trabajar y así traerme dinero para poder realizar otro de mis sueños. La mala suerte se hizo conmigo al tercer día y me rompí la muñeca.
Cuando regresé a Milán, muchos me decían ¿así vas a ir? y solo podía dar una respuesta absoluta "Sí", ninguna mano rota me impediría disfrutar de esa paz que anhelaba desde que era pequeño. Aunque no hiciera esquí o snowboard, mi recompensa era más que suficiente para realizar ese gran viaje que en otra ocasión os contaré.

Finalmente el 7 de Diciembre al despertar en una habitación paradisiaca de una montaña situada en los Alpes dolomitas, haciendo frontera con Suiza,Italia y Austria, miro por la ventana y veo caer esos copos. Saco la mano y atrapo esos cristales tan bellos, dando a mi cuerpo esa sensación tan extraña y bella por la que se me saltan las lagrimas. Había esperado ese momento desde hacia 20 años y habían pasado todos por mi mente en pocos segundos, pasando todo lo que imaginaba. Los pelos de punta, lagrimas saltadas, una sensación en el cuerpo única como la de un niño con un juguete nuevo, era extraordinario lo que años de espera, eran capaces de provocar en mí.

Se que quizás no entendéis hasta que punto un simple copo de nieve, puede llegar a emocionar tanto a una persona.

Lo bonito de esta historia no es el color blanco, ni la montaña, ni el lago o la cascada, ni tan si quiera el frondoso valle que llega a inundar tu paisaje. Es un sentimiento que te hace soñar, un escalofrío que recorre tu cuerpo, un nervio intenso que no te deja respirar.

Lo bonito de esta historia, es no perder nunca la ilusión. Vivir es soñar, tan solo no pierdas de vista tus metas, con ilusión las podrás alcanzar.


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2 comentarios:

Comment by Unknown on 25 de enero de 2012, 10:06

Es practicamente imposible leer esto y no soltar alguna sonrisa inocente al recordar momentos como esos que cuentas... entrañable post, me gusta!

Comment by Chus on 31 de enero de 2012, 22:11

Hoy precisamente iba a poner en tu facebook "hijo cualquiera diría q nunca has visto la nieve" pero es que no la conocías de verdad!!! Si llego a saber que te hacía tanta ilu te hubiera llevado conmigo :( En todo caso me encanta la moraleja, eres todo un poeta...t kiero!

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